LA SEXUALIDAD EN EL ANCIANO
se manifiesta a través del
afecto, necesidad de intimidad, vinculación,
autoerotismo, autoimagen y el contexto del
individuo en relación al género, contexto
sociocultural y etnicidad. Siendo también
muy importantes, las características físicas,
psicológicas y biográficas del sujeto y la
existencia de una pareja sana.
La combinación de la capacidad para
la capacidad de expresar los deseos
sexuales propios, no disminuyen con la
edad.
La valoración de la sexualidad en el anciano de ambos sexos, incluye un enfoque múltiple pues
más que una afectación intrínseca, lo que existe es una acumulación de factores que influyen
de forma negativa sobre la actividad sexual (cambios fisiológicos asociados a la vejez y estado
de salud) y no exactamente la edad.
Debemos tener en cuenta los prejuicios que afectan a este colectivo. Los prejuicios negativos
dicen que los viejos son todos enfermos, deprimidos, pobres y que no tienen sexualidad. Los
positivos en cambio, que son todos buenos, sabios y amables.
Cuando hablamos de la sexualidad en el anciano, debemos huir de estereotipos generalizados
que pregonan una perdida de sexualidad en la vejez.
Los prejuicios, son adquiridos durante la infancia y más tarde, se van desarrollando y
asentando con el paso de los años durante el resto de la vida. Es interesante llegado a este
punto, resaltar la propensión que tenemos, desde muy niños, de rechazar a los discapacitados,
con los que identificamos a los ancianos.
Estos prejuicios o tópicos, ampliamente extendidos, son especialmente dañinos cuando se dan
institucionalización del tópico
, caracterizada por los siguientes aspectos:
- Presencia de actitudes de rechazo o viejismo-gerontofobia en los propios profesionales que
trabajan con ancianos.
- Tendencia al aislamiento de los ancianos en los centros residenciales.
- Escasez o ausencia de iniciativas que promuevan la independencia y autonomía del
anciano.
- Adecuación de los ancianos a la situación de aislamiento. Aumento de situación de
dependencia.
Refiriéndonos en concreto al prejuicio de que los ancianos no tienen sexualidad, dos
circunstancias significativas ayudan a fomentar esta falsa creencia: el hecho de haber dejado
atrás la capacidad procreativa en el caso de las mujeres y la disminución de encuentros
sexuales, que muchas veces es debida más a una falta de oportunidad que a una falta de
deseo. Llegados a este punto, debemos hacer hincapié en el hecho de la fuerza que ejerce
La sexualidad en el Anciano – Cristina Rodríguez Benito. INEFOC (2008)
2 sobre nuestros mayores una educación sexual represiva que influye decisivamente en sus
relaciones.
Como consecuencia de esta actitud, son muchos los mayores que tachan de “pervertidos” a los
que a su misma edad, disfrutan plenamente de su sexualidad, colgándoles la etiqueta tanto
ellos como la sociedad en general, de “viejos verdes”.
Sin embargo, la sexualidad la experimentamos a lo largo de todas las etapas de nuestra vida, y
por esto se hace necesario hablar de ello y desvincular el disfrute de la misma con la belleza, la
procreación y la juventud.
Tópicos más frecuentes asociados a la
vejez
Consecuencias de los tópicos
- Vejez= discapacidad, enfermedad
- Decadencia intelectual
- Improductividad
- Inflexibilidad
- Cambio de personalidad
- Desapego
- Sexualidad inexistente
- Desapego
- Adecuación
- Temor a la vejez
- Incapacidad de realizar un adecuado
diagnóstico y tratamiento de procesos
patológicos
- Dificultad para entender al anciano
- Anulación de la dimensión sexual del
anciano
- Suicidio
- Sentimientos de inutilidad
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